Coronavirus, ansiedad y miedos: una guía para niños, adolescentes y adultos
Por Lic. Gretel Hernández – Federico N. Ayala Handji
Es comprensible sentirse abrumado por toda la información que circula sobre la enfermedad causada por coronavirus 2019 (COVID-19). Para los niños, puede ser difícil entender lo que ven en internet o en la televisión, o lo que escuchan decir a otras personas, como también pueden verse especialmente afectados por los cambios en las rutinas diarias relativas a la educación, el trabajo, las compras de suministros… Pueden estar más agitados, sentirse impotentes, hacer berrinches, presentar terrores nocturnos y tener dificultades para controlar algunas emociones, pueden ser especialmente vulnerables a sentimientos de ansiedad, preocupación, estrés y tristeza. Esto plantea grandes desafíos para los padres, que también lidian con sus propias emociones y con la necesidad de comprender lo que está sucediendo.
Los expertos alertan que, los abundantes mensajes sobre el tema que circulan, así como las medidas de contención que se están aplicando para combatir la expansión del virus, aumentan el miedo que pueden sentir los menores.
En esta situación, los niños deben ser tomados en serio, los hechos deben comunicarse y los adultos cuidadores deben responder a los pensamientos y fantasías que generan el virus y las enfermedades.
Algunos consejos prácticos para las familias
Queremos compartirles algunas recomendaciones de expertos que hemos recopilado y sintetizado, acerca de cómo abordar el tema en las familias.
Permanece tranquilo. Los niños perciben las sutilezas del orden emocional, saben que está pasando algo, ven que la mayoría de las personas están ansiosas por el devenir de las noticias, en relación al coronavirus, y esto es lo que más les afecta. Recuerda que los niños reaccionarán a lo que digas y a cómo lo digas. Recogerán señales de las conversaciones que tengas con ellos y con otros.
Estate disponible para escuchar y hablar sobre el COVID-19 con tus hijos. Tómate el tiempo para hablar. Asegúrate de que los niños sepan que pueden acudir a ti cuando tengan preguntas. La información precisa y basada en hechos y ciencia, es una parte integral de la tranquilidad. Brinda a los niños información que sea veraz y apropiada para la edad y el nivel de desarrollo del niño. Habla con los niños sobre cómo algunas historias de COVID-19 en Internet y las redes sociales pueden basarse en rumores e información inexacta. Los niños más pequeños requieren menos información con un enfoque más agudo en la tranquilidad. Los niños mayores necesitarán más conocimiento profundo. Enseña a todos los niños lo que significan las nuevas palabras que escuchan: cuarentena, aislamiento, distanciamiento social, pandemia, etc.
Evita el lenguaje que pueda culpar a otros y provocar estigma. Recuerda que los virus pueden enfermar a cualquier persona, independientemente de la raza o etnia de la misma. Evita hacer suposiciones sobre quién podría tener COVID-19. En tiempos de crisis, es natural buscar a alguien a quien culpar. Con esta emergencia médica, asignar culpas es inapropiado. Ayuda a tus hijos a comprender por qué las cancelaciones de eventos y los cierres de establecimientos educativos, laborales, de entreteminiento, son medidas temporales que se realizan para proteger a las comunidades en general. La culpa y la ira, aunque son una reacción natural, van en contra del establecimiento de la seguridad y la tranquilidad.
Presta atención a lo que los niños ven o escuchan en la televisión, la radio o en línea. Considera reducir la cantidad de tiempo de pantalla enfocado en COVID-19. Demasiada información sobre un tema puede provocar ansiedad.
Enseña y practica una higiene sanitaria adecuada. Practica el lavado y la limpieza de manos que implican prácticas de desinfección. Explica qué significa «distanciamiento social» y por qué es crucial. Discute las opciones apropiadas de estilo de vida saludable como el sueño, la nutrición, la relajación, etc. Explica que las opciones de estilo de vida saludable no solo estimulan el sistema inmunológico, sino que también aumentan la resiliencia y las estrategias de afrontamiento.
Sé flexible con las expectativas del hogar. Con la crisis actual, es esencial mantener esas expectativas y límites claros para proporcionar seguridad y calma, pero con una capa adicional de flexibilidad. Los niños pueden tener dificultades con su regulación emocional como una parte normal de lidiar con el aumento del estrés y la ansiedad. Pregúntate qué necesita tu hijo para sentirse seguro y protegido. Sé flexible en tu respuesta a los comportamientos, guiando a los niños a formas más aceptables y apropiadas de pedir ayuda y apoyo.
En el grado más significativo posible, establece rutinas algo regulares. Aunque los estilos de vida y las rutinas cambiarán, la seguridad viene dada por la previsibilidad. Durante una crisis de esta magnitud, establecer una rutina es casi imposible. Sin embargo, es posible hacer «diferente» lo que ahora constituye lo «normal». Enseña flexibilidad. Cosas como cuentos antes de dormir, un momento específico para la tarea, comidas, etc., todo esto todavía puede ocurrir durante la crisis. Concéntrate en la tranquilidad y las relaciones positivas con tus hijos.
El cuento como recurso para procesar las emociones infantiles:
Manuela Molina, una psicóloga y maestra colombiana, ha publicado un cuento infantil llamado “¡Hola! Soy el Coronavirus” con el fin de ayudar a los padres a explicar qué es esta enfermedad y cómo puede afectar a los más chicos. Es un libro corto para niños entre los 2 y los 7 años, cuyos objetivos, según su autora, son:
- Validar sus emociones y permitirles procesarlas.
- Bajar el estado de alerta del cerebro al mostrarles el virus a través de ilustraciones.
- Reiterarles que sus adultos cuidadores los mantendrán seguros.
- Anticiparlos frente a medidas de protección, dándoles mayor sentido de control y pertenencia.
“Este recurso no busca ser una fuente de información científica sino una herramienta desde la fantasía y lo simbólico”, explica Molina en la página web de Mindheart, donde se puede descargar el cuento de forma gratuita.
La autora ha autorizado la descarga del material, que por cierto se encuentra en varios idiomas (¡español, inglés, portugués, alemán, polaco, francés, griego, ruso entre otros!) citando la fuente:
https://www.mindheart.co/descargables
Consejos para tranquilizar y proteger a niños y adolescentes
Te acercamos la recopilación hecha por Jacob Hunt, especialista en comunicaciones de UNICEF.
1 – Hazle preguntas abiertas y escúchalo. Busca un entorno seguro y permite que tu hijo hable abiertamente. Averigua cuánto sabe y deja que lleve la iniciativa. Los dibujos, las historias y otras actividades podrían ayudarte a iniciar la conversación. Lo más importante es no restar importancia a sus preocupaciones ni evitarlas. Demuéstrale que entiendes sus sentimientos y transmítele calma diciéndole que es normal asustarse por estas cosas. Demuéstrale que lo escuchas prestándole toda tu atención
2 – Sé honesto. Dile la verdad utilizando un lenguaje adecuado para su edad. Busquen respuestas juntos, en sitios web de organizaciones confiables. Explícale que parte de la información que hay en internet no es rigurosa, y que es mejor confiar en los expertos. Los niños y adolescentes tienen derecho a conocer información veraz sobre lo que está pasando en el mundo, pero los adultos también tienen la responsabilidad de evitar que sufran innecesariamente.
3 – Enséñale a protegerse a sí mismo y a sus amigos. Una de las mejores formas de proteger a los niños del coronavirus y otras enfermedades es, sencillamente, animarlos a lavarse las manos con frecuencia. No tiene que ser una conversación alarmante. Prueben cantar juntos para que el aprendizaje sea divertido. También puedes enseñarle a cubrirse la tos o los estornudos con el codo, explicarle que es mejor no acercarse demasiado a las personas que tengan síntomas.
4 – Dale consuelo. Es posible que los niños no distingan las imágenes que ven en las pantallas de su propia realidad personal y crean que corren peligro inminente. Ayuda a tu hijo a lidiar con el estrés ofreciéndole oportunidades para jugar y relajarse siempre que sea posible. Sigue las rutinas y los horarios habituales, sobre todo la hora de irse a dormir, o intenta crear una nueva rutina si cambias de entorno.
5 – Averigua si está siendo víctima de estigmas o si los está difundiendo. El brote de coronavirus ha traído consigo numerosas denuncias de discriminación racial por todo el mundo, así que es importante comprobar que tu hijo no está siendo víctima ni está propiciando el acoso. Dile que el coronavirus no tiene nada que ver con la apariencia, el origen o el idioma que habla una persona. Si le han insultado o lo han acosado en la escuela, debería sentirse lo suficientemente cómodo para contárselo a un adulto de confianza. Recuérdale a tu hijo que todo el mundo merece estar seguro en la escuela. El acoso siempre está mal y todos debemos hacer lo posible por transmitir generosidad y ayudarnos unos a otros
6 – Detállale que hay personas que están ayudando. Comparte las historias de los trabajadores de la salud, los científicos y los jóvenes, que, entre otros, están trabajando para detener el brote y proteger a la comunidad. Para los niños puede ser un gran consuelo saber que hay gente compasiva tomando medidas.
7 – Cuídate. Podrás ayudar mejor a tus hijos si tú también estás sobrellevando la situación. Los niños percibirán tu reacción a las noticias, así que les ayudará saber que estás tranquilo y que tienes todo bajo control. Si sientes ansiedad o estás muy preocupado, tómate un tiempo para ti y habla con otros familiares, amigos o personas de confianza de tu comunidad. Busca tiempo para hacer cosas que te ayuden a relajarte y a recuperarte.
8 – Conversaciones cercanas y atentas. Es importante asegurarnos de que nuestros hijos no se quedan angustiados. Cuando termine la conversación, trata de identificar su nerviosismo observando su lenguaje corporal y su respiración, y prestando atención a si está utilizando su tono de voz habitual. Recuérdale a tu hijo que puede volver a hablar contigo sobre cualquier tema delicado en cualquier momento. Recuérdale que te importa, que lo escuchas y que siempre estás disponible si hay algo que le preocupe.
¿Y qué sucede en el adulto?
En líneas generales, la mente y el mundo interno de las personas reaccionan a la llegada de esta pandemia con mucha angustia porque se trata objetivamente y realmente de una situación angustiante y preocupante. Entonces reaccionamos con miedo, preocupación y también con pánico. La sobrecarga de información falsa y la acumulación de preocupaciones, pueden acelerar la mente a gran velocidad y volver intensa la cavilación, generando un impacto negativo en el bienestar físico y psicológico. Algunos adultos sufren por el futuro, desarrollan mentalmente la posibilidad de infectarse en forma atroz, ven afectada su capacidad para tomar decisiones…
Debemos tomar todas las medidas recomendadas para la prevención y, además, trabajar en nuestras herramientas de gestión de emociones para prevenir que nuestra salud mental se vea afectada por nuestros miedos, desesperaciones y ansiedades. Las personas tienen que informarse y en los términos que fueron señalados anteriormente, en fuentes nobles.
¿Qué pueden hacer las personas en esta etapa?
Según pudo explicar a la American Psychiatric Association, el doctor Baruch Fischhoff, experto en percepción pública de riesgo, juicio humano y toma de decisiones:
1 – Encontrar algunas fuentes confiables de información como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, o la Organización Mundial de la Salud, las páginas oficiales del Ministerio de Salud de tu país, Provincia y/o de la Secretaría de Salud Pública local.
2 – Hacer un análisis de riesgo simple, es decir, preguntarse si hay alguna razón para pensar que estamos en riesgo.
3 – Hacer una gestión de riesgo simple, que es descubrir cuáles son las cosas que puedes hacer de manera más efectiva, es decir, aquellas que están a mi alcance para cuidarme y cuidar a otros.
Los especialistas indican que debemos centrarnos en lo positivo, buscar apoyo afectivo en el entorno, evitar la estigmatización de las personas afectadas y recurrir al humor como válvula de escape.
Se recomienda mantener las cosas en perspectiva.
Es útil conocer los hechos, adoptando un enfoque más clínico y curioso a medida que se siguen los informes de noticias sobre el virus.
Mantenerse conectado también es importante, siendo cuidadosos en el uso de las redes sociales, que en este momento pueden ser medios para compartir sentimientos y aliviar el estrés. Compartir información útil de sitios web gubernamentales con amigos y familiares puede ayudar a lidiar con la propia ansiedad.
Practica ejercicio en tu hogar, escucha música, dedícate a tus plantas, lee, mira películas o series, comparte con familiares convivientes momentos de juego y diversión relajada, puede ser un muy buen momento para iniciarte en la práctica del mindfulness, la meditación, el yoga o los ejercicios que te proporcionen relajación.
En caso de sentir un nerviosismo abrumador, una tristeza persistente u otras reacciones prolongadas que afecten negativamente tu desempeño laboral o tus relaciones interpersonales, puedes consultar con un profesional de salud mental capacitado y experimentado. Los psicólogos y otros proveedores apropiados de salud mental pueden ayudar a las personas a lidiar con el estrés extremo para encontrar formas constructivas de manejar la adversidad. Y acordes a las medidas preventivas, están brindando asistencia online. Busca el apropiado en tu comunidad.
No te expongas a situaciones de riesgo innecesariamente ni expongas a los demás, seamos responsables.
Christine Fonseca, psicóloga educativa, señala “Como padre, estás en una posición única para tranquilizar y apoyar a tus hijos. La forma en que respondas a la pandemia actual puede ayudar a comunicar tranquilidad y seguridad a tus hijos. Los humanos son increíblemente resilientes. Superaremos la crisis. Es esencial ser inteligente con respecto a tu salud y bienestar, prestar atención a lo que está sucediendo y ser lo más racionalmente positivo posible.”
Lo recomendable es que los padres puedan transmitirles a sus hijos que no están solos y que cuidarán de ellos, que las medidas de precaución son para cuidarlos y que los acompañarán en el proceso. Si los padres entran en pánico no pueden responsabilizarse de los niños. La responsabilidad es de cuidarse y cuidar a los otros. La presencia calma de los adultos es fundamental.
Referencias
https://www.psychologytoday.com/intl/experts/christine-fonseca-ms
https://krisepsykologi.no/what-can-we-say-to-children-about-coronavirus/
https://www.mindheart.co/descargables