Cuando las tareas son aburridas
Por Lic. Gretel Hernández y Federico N. Ayala Handji
Santino, un niño superdotado de 8 años, llega de la escuela ofuscado, entra a su casa dando un portazo. Le comenta a su mamá que la maestra le dio tareas y entabla el siguiente diálogo con ella:
Santino: Mamá… ¿Por qué tengo que colorear y escribir los nombres de todos los países de América en este mapa? Si no recuerdo dónde se encuentra la Guayana Francesa puedo utilizar tu teléfono móvil, buscar un hermoso mapa a colores en internet y luego imprimirlo.
Madre: Aunque no te guste y no lo encuentres útil es necesario que hagas la tarea. Es tu obligación y la haces en un ratito.
Santino: ¿Y cuál es el sentido? ¡Parece que la maestra piensa que mi tiempo no es valioso! ¡Es aburridísimo! ¿Para qué me va a servir cuando sea grande?
Madre: Muchas veces vas a tener que hacer cosas que no te gusten. Yo tengo que hacer cosas que no me agradan en mi trabajo y lo acepto porque no tengo alternativa.
Santino: “Sí, pero… ¡te pagan un salario!”. Además … es tan tonto colorear … ¡Hace rato que terminé jardín de infantes!
Madre: ¡Santino, con todo el tiempo que pasaste discutiendo y renegando, hace rato que podrías haber terminado! ¡Lo tienes que hacer y punto!
El planteo que la madre le hace a Santino es bastante razonable, pero no tiene eco en el niño. ¿Por qué no tiene eco? Porque se transformó en un diálogo de sordos. Todas las quejas de Santino expresan cómo se está sintiendo en ese momento: aburrido, desmotivado, coercionado y controlado. Por otra parte, su madre emite un juicio sobre la tarea de Santino: es sencilla, no consume mucho tiempo, lo prepara para la vida adulta y no es negociable.
Santino habla con un tono de voz cada vez más alto porque no se siente escuchado; piensa que su madre es egoísta ya que lo ignora o no tiene en cuenta cómo se siente, lo que provoca que sus quejas vayan increscendo. Llega un punto en que la conversación parece no llevar a ningún lado … Madre: ¡Lo tienes que hacer y punto!; Santino: “¡No quiero hacerlo!”.
Lo que la madre busca es que Santino inicie la realización de sus tareas porque cree que una vez que entre en acción le consumirán poco tiempo. Sin embargo, logra el efecto contrario, ya que el niño se planta y no accede a comenzar. La reacción de la madre ante la frustración de su hijo es dar órdenes, lo que lleva a que Santino descargue su ira y pelee con ella. De esta forma lo único que consigue es que Santino desvíe la atención con la pelea y así no tiene que afrontar una lucha interna entre la parte de él que quiere obedecer y la parte de él que no quiere hacerlo.
CONSEJOS
1 – Fundamenta la tarea
Para los niños es más fácil hacer una tarea si entienden su importancia. Si tu hijo se queja por una tarea, sería útil que le expliques el motivo por el que se asignó o cómo se relaciona con habilidades útiles para la vida diaria o con temas interesantes.
Si a tu hijo no le satisface esa explicación, tienes la opción de ofrecerle un fundamento que se centre en el proceso en lugar de enfocarse en el contenido. Le puedes comentar que existen dos aspectos que los niños necesitan aprender en la escuela. El primer aspecto está constituido por la información o las habilidades específicas, por ejemplo, las reglas de acentuación o cómo multiplicar y dividir. El segundo aspecto incluye las lecciones más sutiles que, generalmente, no son verbalizadas: cómo darse cuenta de lo que quiere la maestra, cómo aprender nuevo material de una manera eficaz, cómo trabajar en un proyecto grupal, cómo aprender a partir de los propios errores, cómo manejar el aburrimiento, la frustración, la falta de motivación o la ansiedad… Incluso cuando tu hijo no pueda ver alguna relevancia en el primer aspecto, el segundo tiene una importancia crítica, ya que éstas son las habilidades que necesitará en la escuela secundaria, la universidad y el mundo laboral. Trata de lograr que tu hijo descubra cuál es el segundo aspecto en una tarea en particular.
2 –Reconoce los sentimientos de tu hijo
Es de suma importancia escuchar y empatizar. Santino se quejaba de que la tarea era aburrida, si su madre hubiese sido capaz de reconocer sus sentimientos desde el principio, seguramente no hubiese escalado la discusión. Esto no implica que esté de acuerdo con que la tarea es tonta (lo que le daría mucho peso a sus críticas o quejas). Ni tampoco significa permitirle no hacer sus tareas. Lo recomendable hubiese sido reconocer cómo se estaba sintiendo en ese momento y no haber intentado corregir esos sentimientos: “Te fastidia tener que colorear”, “Desearías no tener que hacerlo”, “Las tareas relacionadas con el arte no te llaman la atención”. La madre podría haber seguido reflejándose hasta que Santino se hubiese serenado, hasta el momento que hubiese dicho: “Sí”, y su cuerpo se hubiese relajado ostensiblemente. Entonces, Santino hubiese estado más abierto para considerar opciones y consecuencias o, a lo mejor, para tener en cuenta el consejo de su madre.
La reacción más común en los padres es intentar resolver el problema automáticamente (rara vez funciona con los niños), ya que no es habitual que reflejen los sentimientos naturalmente. Cuando los niños están exaltados no pueden escuchar las razones. Es indispensable reconocer los sentimientos para disminuir la tensión y que los niños piensen. Esto también minimiza las luchas de poder y brinda una sensación de conexión entre los niños y sus padres.
3 – Comparte momentos divertidos con tu hijo
Cuando los padres están preocupados excesivamente por el rendimiento escolar de sus hijos, es fácil que esta preocupación domine todas sus interacciones con los niños. “¿Estudiaste todo para la prueba?” “¿Te entregaron la nota de tu ensayo?” “¿Cuándo vas a terminar de preparar tu exposición?” Estos llamados de atención son bien intencionados, pero son muy irritantes para los niños. Si tienes que preguntar sobre el trabajo escolar, asegúrate de hablar sobre otros temas divertidos antes y después. Otra opción es no mencionar el trabajo escolar durante determinados momentos del día.
Si la tarea escolar genera un clima de mucha tensión, es muy importante que compartas tiempo con tu hijo haciendo cosas divertidas, que se relajen y disfruten mutuamente de su compañía. Tu hijo se sentirá amado y aceptado a pesar de las dificultades.
Si deseas explorar otros motivos por los cuales tu hijo/a puede ofuscarse y aprender otras estrategias para afrontar sus enojos, te invitamos a participar de nuestro Taller online sobre esta temática. Se realizará el día sábado 10 de abril de 2021, es arancelado, sincrónico, con cupos limitados. 11 a 13 hs. Argentina – 16 a 18 hs. España – 9 a 11 hs. México/Ecuador/Perú/Colombia – 8 a 10 hs. Costa Rica – Consultar horario resto de Latinoamérica. Para más información e inscripción escríbenos a infocursosoysd@gmail.com
Te esperamos, será un placer contar con tu presencia.