Dificultad para cambiar de planes y otros inconvenientes en la flexibilidad cognitiva infantil

Por Lic. Gretel Hernández – Federico N. Ayala Handji
Escenarios posibles con algunos niños superdotados:
- Le cuesta mucho cambiar de parecer, aunque la realidad se imponga.
- Sufre porque los compañeros en el curso le dicen que es muy reiterativo cuando da un parecer.
- Está armando un juego de Legos y a pesar de que, es notorio que no puede resolverlo si insiste en el error, no permite que lo ayudes.
- Le cuesta cambiar un plan de trabajo cuando surge un obstáculo, contratiempo o ante información nueva.
- Se queda “atascado” ante decepciones o desaires.
- Tiene dificultades para aceptar la agenda de un amigo o hermano menor, por ejemplo, permitirle seleccionar qué programa de tv mirar.
¿Estás pensando en tu hijo… un niño de tu familia… un alumno?
¡Estamos hablando de flexibilidad cognitiva! Esa habilidad dentro de un conjunto que constituyen las llamadas funciones ejecutivas. Si eres padre, madre o docente, y quieres comprender y colaborar en el desarrollo de esta valiosa habilidad, quédate por aquí a leer….
¿Por qué es importante esta habilidad?
El funcionamiento ejecutivo implica la autorregulación de la atención, el estado de ánimo y el comportamiento, con el fin de hacer tareas complejas. Podemos pensarlo como el pequeño CEO en el lóbulo frontal. Las funciones ejecutivas comienzan a desarrollarse muy temprano en la infancia y continúan haciéndolo hasta entrada la tercera década de la vida. Denckla afirma que, entre los 6 y los 8 años, hay una mayor velocidad de maduración y es fundamental fomentar esas conexiones neuronales.
La flexibilidad cognitiva se describe como la capacidad que tiene el cerebro para adaptar nuestra conducta y pensamiento, con facilidad, a conceptos y situaciones cambiantes, novedosas e inesperadas, o la capacidad mental de pensar en varios conceptos a la vez.
Gracias a ella, la persona puede detectar la ineficacia de sus conductas en ocasiones particulares o nuevas y así puede sustituirlas por otras más ajustadas a los requerimientos de las circunstancias.
Algunos niños superdotados tienden a reproducir esquemas rígidos de forma automática, dando lugar a procedimientos ineficaces. Un ejemplo muy común, en el área de matemática, se da cuando un alumno aprende de forma automática un procedimiento concreto, siendo incapaz de modificarlo con éxito ante la más mínima novedad. Dicha falta de flexibilidad, a veces se traduce en que, mientras aprenden, estos niños manifiestan una baja tolerancia a la frustración presentando quejas, cierto oposicionismo a las correcciones y aclaraciones, con la consiguiente sensación, por parte del docente o los padres, de que es imposible enseñarle de otra manera.
Tareas como jugar a fútbol, caminar por un entorno natural, hacer un trabajo escolar en equipo, participar en una actividad en la que en unas situaciones se ha de hablar y, en otras, se ha de escuchar, o tener que elegir entre diferentes estrategias para resolver un problema siendo necesario ser creativo… todas conllevan un uso adecuado de la flexibilidad mental, porque se han de ir ajustando las decisiones a las circunstancias que se van dando.
La flexibilidad cognitiva cumple una función relevante en el aprendizaje y en la resolución de problemas complejos. Y se ha demostrado su relación con la inteligencia fluida y la comprensión lectora. Las personas con capacidad de ser cognitivamente flexibles tienen mayor capacidad de pensar simultáneamente lo que escuchan y lo que eso significa, aumentando a la vez su fluidez de pensamiento y la comprensión lectora.
La flexibilidad cognitiva está relacionada con habilidades como la planificación del trabajo, la memoria, la organización, la facilidad en emplear estrategias y la estabilidad emocional.
En los momentos en los que el niño está un poco irritado, agitado, gruñón, malhumorado, protestón y fatigado, tiende a ser menos flexible y se frustra más fácilmente (como el resto de nosotros). Para algunos niños, el estado de ánimo irritable es relativamente breve y regresan bastante rápido a su línea de base relativamente feliz. Pero, hay algunos niños que están en un estado de ánimo irritable, agitado, quejoso y fatigado con mucha más frecuencia que otros, y experimentan estos sentimientos con mucha más intensidad. Si tienes cerca un niño superdotado con estos rasgos, sabrás a lo que nos referimos, desde tu vivencia personal. Las capacidades de estos niños para la frustración y la flexibilidad se comprometen mucho más a menudo, y como resultado, pueden no adquirir habilidades apropiadas de desarrollo mental para manejar las demandas de flexibilidad y tolerancia a la frustración.
Cuando un niño o adolescente tiende a tener rigidez mental – como el adulto – está encerrado en pensamientos circulares y puede experimentar baja tolerancia a la frustración, temor a los cambios, angustia por no tener el control, miedo a cometer errores, se le hará difícil tomar decisiones.
En cambio, las personas con flexibilidad mental aceptan naturalmente la crítica y el error. Relacionada con nuestra habilidad para la solución de problemas y la generación de alternativas, la flexibilidad cognitiva es una garantía de afrontamiento de todo tipo de situaciones cotidianas.
Los niños superdotados se desarrollan asincrónicamente; algunos aspectos del desarrollo parecen estar a la zaga de otros. No es raro encontrar un niño superdotado que tiene capacidades cognitivas muy altas, pero tiene dificultades con uno o más aspectos del funcionamiento ejecutivo. Particularmente, si las habilidades respecto a la flexibilidad cognitiva de un niño están rezagadas detrás de las de sus compañeros de la misma edad no superdotados, necesitará ayuda.
¿Cómo podemos educar la flexibilidad mental en los niños? ¿Cómo facilitamos el desarrollo de la flexibilidad cognitiva en la vida cotidiana?
- Reduce la novedad de la situación no introduciendo muchos cambios a la vez.
- Proporciona advertencias anticipadas sobre lo que vendrá después.
- Dale al niño un guion para manejar la situación: ensaya la situación por adelantado y guía al niño a través de lo que es probable que suceda y cómo puede usar su guion.
- Dale opciones. En el caso de algunos niños, la inflexibilidad surge cuando sienten que alguien está tratando de controlarlos. Ofrecer opciones sobre cómo manejar las situaciones, les devuelve parte del control. Obviamente, tendrás que poder vivir con cualquier elección que haga el niño, por lo que debes considerar cuidadosamente las opciones que presentas.
- Algunas actividades que le puedes sugerir al niño consisten en buscar nuevos usos a objetos cotidianos, cambiar la forma de hacer las cosas, inventar palabras.
- Cambia de lugar las cosas en tu hogar, modifica el orden cada tanto.
- Enséñale a dudar, a cuestionar aquello que parece cierto. Puede ejercitar con un evento vivido, con la secuencia de alguna película o serie.
- Ayúdalo a adoptar nuevas perspectivas, pídele que se coloquen en el lugar del otro y, mediante un juego de roles, pregúntale: “qué pensará cuando…” “qué siente ante…” (aquello que tu hijo reitera con su conducta y deseas modificar, primero lo representas en ese rol, luego abres el diálogo).
- Fomenta la pluralidad de resolución de problemas, puedes pedirle que te dé dos o tres alternativas posibles de resolución. En este sentido, plantear problemas abiertos, permitir diferentes opciones para la toma de decisiones o asumir con naturalidad los errores en el proceso de aprendizaje, son grandes aciertos.
- Utiliza analogías y metáforas
- Ejercítalo en la clasificación múltiple a través de un juego: clasificar objetos diferentes de varias maneras a la vez, por ejemplo, ordenar tanto por el tipo de objeto como por su color o forma (puedes explorar el cajón de la cocina, ropa en el armario o juguetes convencionales como formas en madera coloridas o ladrillos de construcción, mira a tu alrededor, seguramente no necesitas incurrir en gastos)
- Preséntale situaciones de aprendizaje en donde tenga que elegir una de varias soluciones posibles: por ejemplo, descubrir distintas palabras con las mismas letras u ordenar historias y posteriormente dar otro orden posible.
Hay niños superdotados que poseen un déficit de flexibilidad cognitiva y, de modo más amplio, un déficit en las funciones ejecutivas, con padres que luchan a diario en la escuela solicitando adecuaciones pedagógicas y socioafectivas que no llegan porque el déficit invisibiliza su superdotación. Sin embargo, comparten con otros niños superdotados las capacidades cognitivas avanzadas en razonamiento abstracto, formación de conceptos, percepción y amor por el aprendizaje. Como otros niños superdotados, son inmensamente curiosos y ansiosos por aprender, especialmente en áreas de interés, donde muestran gran pasión y persistencia. A diferencia de otros niños superdotados, trabajan de manera menos eficiente. Pueden tener problemas en el rendimiento académico y a menudo, no pueden mostrar lo que saben debido a sus funciones ejecutivas ineficientes. Sin embargo, el razonamiento abstracto, la formación de conceptos y la perspicacia, son fortalezas.
Los niños superdotados tienen fortalezas y pueden presentar debilidades. Este artículo ha descrito algunas de las debilidades en una de las habilidades de la función ejecutiva. Es igualmente importante atender las fortalezas cognitivas de estos niños. Debido a su fuerte capacidad de razonamiento abstracto, necesitan un programa educativo diferenciado que les permita progresar en áreas de fortaleza mientras se le brinda apoyo para las debilidades a través de adaptaciones.
La flexibilidad cognitiva es mucho más que una habilidad, puede convertirse en una fortaleza personal, que nos hace ser más resilientes al permitirnos afrontar adversidades y dificultades, pudiendo generar cambios constructivos para una mejor calidad de vida y un mayor bienestar.
Ten en cuenta que, algunas de las dificultades mencionadas aquí, pueden ser parte, junto a otras señales, de un cuadro que puede indicar la presencia de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (donde el funcionamiento disejecutivo es nodal), Trastorno Obsesivo Compulsivo o Síndrome de Asperger, entre otros, donde se observa también una disminución de la flexibilidad cognitiva. Por ello es fundamental, ante la duda, acudir a una consulta y realizar una adecuada evaluación neuropsicológica para tener precisión diagnóstica.
Este artículo es meramente informativo y no reemplaza la consulta con el profesional facultado en diagnosticar y hacer tratamiento. Por favor, busca profesionales idóneos dentro de tu comunidad si te beneficiaras de una evaluación o asesoramiento.